Tercer Hábito de la Prosperidad Financiera

“Si no puedes controlar tus emociones, no puedes controlar tu dinero”.

Warren Buffet

 

Si bien abarcamos la importancia y necesidad de la persistencia en el hábito anterior, vale la pena profundizarlo más debido a que constituye tal vez la parte más importante del proceso de generar abundancia y prosperidad en la vida. Persistir significa mantenerse firme o constante en algo; durar por largo tiempo y, dada la naturaleza del logro en la vida, se trata de una virtud crucial para el éxito. Es un misterio el por qué le tenga que costar tanto esfuerzo y llevar tanto tiempo al ser humano conseguir lo que se propone. Tal vez sea parte de su “ocupación” en la vida en el sentido de que, si todo le resultara fácil, no tendría a que dedicarse y le sobrarían demasiado tiempo y energía. Tal vez se deba a que, emocionalmente necesitamos madurar con el proceso para poder apreciar en su justa dimensión la importancia que tiene lo que logramos…, no se sabe a ciencias cierta. El hecho es que se trata de algo normal y natural en la experiencia humana el que las cosas valiosas no salgan ni a la primera ni pronto.

 

Al ser humano no le suele ir bien cuando pretende ir contra la naturaleza y busca acortar sus tiempos. Así que lo mejor es sumarnos al designio universal de la persistencia y no pretender burlarnos de ella ni buscar “verle la cara”. Si decides generar tu prosperidad financiera a través de un negocio, inversiones inmobiliarias o bursátiles, necesitarás de paciencia y persistencia para lograr tus metas económicas en un mediano plazo. Hay que aprender las leyes y los principios pertinentes para invertir y luego aplicarnos de acuerdo a ellos. En el proceso nos equivocaremos y nos toparemos con dificultades; el cansancio combinado con el estrés creará una mezcla negativa intensa que pondrá a prueba nuestra fe, nuestros talentos y nuestra determinación, así como la confianza de que lo lograremos a pesar de las contrariedades.

 

Por otro lado, existe gente abusiva que espera obtener lo más por lo menos y constituirán un verdadero estorbo para nuestro progreso. También existen los fracasados y envidiosos que te hacen la vida de cuadritos con sus insistentes comentarios y críticas con los que quieren resaltar “la necedad de tu determinación” de emprender algo. En fin, el caso es que no todo mundo prospera porque no todo mundo quiere enfrentar dificultades, como ya dijimos.

 

La persistencia es algo que haz de lograr con la disciplina cotidiana. La mejor forma de hacerlo es plantearte desde ahora hacer lo mejor posible lo que te corresponde hoy. Si no desarrollas tu paciencia y fuerza de voluntad en tus deberes ordinarios no contarás con la suficiente determinación y empuje cuando decidas emprender algo. De hecho, ya estás dando tus primeros pasos por el hecho de estar

leyendo este reporte en lugar de estar haciendo cualquier otra cosa que pudiera resultar más placentera. ¡Felicidades! La persistencia del emprendedor comienza de esta manera: con la preparación (primer hábito).

 

Ahora bien, es necesario que comiences a comportarte como un emprendedor exitoso partiendo de una mentalidad centrada en las diversas formas que hay para ganar más dinero y dejar de centrarse en las diversas formas que hay para gastarlo. Este es tu primer desafío en lo que a persistencia se refiere: modificar tu mentalidad y enfoque para que te centres en ganar más dinero y mantenerte en él hasta que se vuelva un proceso natural en ti. Piensa en el dinero de manera más cotidiana y recurrente, no cómo muchos lo hacen, centrando su atención en las facturas y el modo como se las van a tener que arreglar para pagarlas. No procedas así, sino con la apertura de quien a base de estar fijando su atención en descubrir nuevas formas de hacer más dinero –insisto, no de gastarlo- terminará con el tiempo, ¡descubriéndolas! “Aquello en lo que centras tu atención, crece”.

 

Otro punto fundamental para el desarrollo de la persistencia es el dejar de actuar con prisa, no se trata de andar con pausas más si de andar sin prisas. La prisa no es buena disposición para desarrollar la paciencia y, con ella, la persistencia. Haz las cosas más deeeeeeeeeeespacio, respira profundo, relájate, la persistencia requiere que aprendamos a generar estados profundos – de confianza – en nuestra vida y no lo lograremos si, a lo largo del día, andamos contra reloj llenos de ansiedad y estrés.

 

Por supuesto que la persistencia tiene que ver también con una buena dosis de orden personal. No basta con dedicarle tiempo extra a nuestro nuevo emprendimiento si bien esto es necesario, se requiere también que le dediquemos, en la medida de nuestras posibilidades, el mismo espacio y los mismos tiempos semana tras semana. Lo irregular no produce regularidad, y la regularidad es fundamental para romper con la inercia del miedo y la pereza que tanto pueden contra nuestro espíritu emprendedor.

 

Por último, la planeación. Napoleón Bonaparte afirmaba: nadie planea fracasar, pero se suele fracasar por no planear. Planear significa hacer los planos para la construcción de la prosperidad que queremos alcanzar. ¿Te animarías a construir una casa sin tener los planos? ¿Te animarías a realizar un viaje desde y hacia un lugar desconocido sin contar con un mapa? ¿Por qué entonces estarías en disposición de emprender algo que no tiene ni pies ni cabeza específicos?

 

 

 

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