Quinto Hábito de la Prosperidad Financiera

El quinto hábito es controlar.No vas a incrementar tus ingresos para consumir más sino para generar un “fondo de ahorro” y, para ello, habrás de desarrollar también el hábito de controlar tus gastos. Esto significa que, durante un tiempo, suprimirás los gastos que no son necesarios por muy “convenientes” que te parezcan. Ahorrar exige de mucha disciplina para no dejarte llevar por tus emociones a la hora de comprar. La pobreza está íntimamente relacionada con la búsqueda de gratificaciones inmediatas y, como la riqueza se logra en el mediano y largo plazos, consumir lo innecesario es un lujo que no te puedes permitir por ahora.

 

No se trata de comprar barato y de baja calidad porque recuerda que lo barato sale caro. Se trata más bien de que no compres lo que en realidad no necesitas y que tiene que ver más bien con un gusto personal o capricho. Incrementar los ingresos y controlar los gastos constituyen la clave del ahorro efectivo y, como lo veremos más adelante, el ahorro efectivo tiene que ver con la generación de tu prosperidad financiera.

 

Los porcentajes de cuanto ahorrar varían dependiendo de tus objetivos financieros, aunque, como criterio general, se trata de que ahorres lo más que puedas durante el mayor tiempo posible. Si puedes ahorrar el 10, 20, 30% o más está bien; la cuestión es que desarrolles el hábito del ahorro. La cultura en la que nos hallamos inmersos no sólo no fomenta el ahorro, sino que lo dificulta sobremanera. Las posibilidades de comprar con tarjeta de crédito y a meses sin intereses son por demás tentadoras. Pero lo único que logran es volver más caro tu consumo y dificultar tu recuperación financiera con el tiempo. Lo que sale de tu bolsillo y no regresa como dinero genera una fuerte carga económica. En cambio, lo que sale de tu bolsillo para regresar más adelante como mayor cantidad de dinero te libera financieramente y promueve tu prosperidad.

 

En concreto, el dinero que ganas lo puedes destinar al consumo o a la inversión. Si se destina al consumo, tu dinero no volverá, si lo destinas a la inversión, las posibilidades de que regrese incrementado son buenas. Pongamos un ejemplo: si compras un auto para tu uso personal, implicará gastos y se depreciará (perderá su valor) con el tiempo; más, si compras un auto para rentarlo o para convertirlo en taxi, tu compra se convierte en inversión que te dará un “rendimiento” positivo en el que, al final de la vida útil del carro, habrás obtenido el monto que pagaste por él más una cantidad adicional de dinero (tu ganancia)..

 

Si lo que ganas con el uso o renta de ese auto lo ahorras para comprar otro y ponerlo también en renta, tu ingreso se multiplicará pues ahora recibes dinero del uso de dos autos. Si continuas con el proceso, estarás creando un efecto multiplicador de tus ingresos que, con el tiempo, pueden significar un monto tal que inclusive puedes dejar de trabajar si lo deseas.

 

Entonces:

 

Mayores Ingresos + Menores Gastos = Ahorro

 

Ahorro + Inversión = Apalancamiento Financiero

 

Apalancamiento Financiero + Tiempo = Prosperidad Económica

 

 

 

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