Sexto Hábito de la Prosperidad Financiera

 

Parece mentira que mucho de nuestro gasto ordinario no lo realizamos de manera consciente, al menos no en lo que al total de montos se refiere. Y para muestra un botón: ¿sabes exactamente qué cosas de las que sueles comprar, representan un gasto innecesario? ¿Sabes cuánto monto mensual de dinero suman dichos gastos? De hecho, te sorprenderá saber que ni siquiera entendemos bien “qué hace que un gasto sea innecesario”, lo que se traduce en que, de ordinario, no sabemos bien en qué se nos va el dinero. Nos pasa con el dinero algo similar a lo que nos suele pasar con el tiempo: “lo perdemos sin saber exactamente cómo”. Presupuestar tiene una doble finalidad: la de ubicarnos en la realidad de nuestros ingresos vs gastos, y la de ayudarnos visualmente a tener disciplina en la generación de ahorro que más adelante convertiremos en inversión como se mencionó en el hábito anterior.

 

El sexto hábito es presupuestar. Cuando presupuestamos tenemos una visión de conjunto de nuestras entradas y salidas monetarias, así como de cuánto generamos de ahorro y el tipo de inversión al que lo destinamos. Podemos diferenciar las diversas fuentes de ingresos, así como lo que constituye un gasto en consumo de lo que es un gasto en inversión y, lo más importante, podemos rastrear cuánto nos falta para que nuestros gastos ordinarios puedan ser cubiertos por nuestro ingreso residual. Esto es lo que en esencia constituye la libertad financiera, la capacidad de cubrir nuestros gastos sin la necesidad de un ingreso lineal proveniente de nuestro salario (de dinero intercambiado por tiempo). El presupuesto no sólo es un formato que nos permite darle seguimiento a nuestros ingresos y gastos, sino que también es un parámetro para identificar en dónde podemos generar más ahorros evitando compras superfluas. Es muy fácil que gastemos más de lo que ganemos y que ni siquiera nos demos cuenta de ello, el presupuesto evita que esto suceda pues nos muestra claramente “cuánto” y “en qué” estamos gastando.

 

Elaborar un presupuesto es tan simple como lo siguiente:

 

a)     Anota en un cuaderno o en una hoja de cálculo todo lo que ganas y gastas en un mes. Es importante que los anotes acto seguido que obtienes el ingreso o realizas el gasto para que no lo olvides después.

b)    Obtén la diferencia entre lo que ganas y lo que gastas.

c)     Esta diferencia te indica si manejas un presupuesto deficitario o superavitario.

d)    Si es deficitario, ¿qué gastos puedes reducir? ¿Cómo puedes incrementar tus ingresos y en qué monto para generar un ahorro de por lo menos el 10% mensual de tus ingresos?

e)     Si es superavitario, ¿qué porcentaje de mi ingreso estoy ahorrando? Trabaja y disciplínate lo necesario hasta que logres ahorrar con el tiempo hasta un 30% del total de tus ingresos.

 

 

En definitiva, un presupuesto te da perspectiva y visión de conjunto para que ejerzas control sobre tus gastos y, principalmente, para que tengas claro como incrementar tus ingresos para generar el ahorro del 30% de tus ingresos totales, ahorro que más adelante destinarás a inversiones que te generarán ingreso residual.

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