¿A qué Esperas?

El desarrollo financiero constituye, a mi parecer, el segundo nivel de desarrollo personal seguido por el desarrollo “cognitivo”, es decir, el desarrollo de mi nivel de pensamiento. Nuestra experiencia de vida comienza con lo que pensamos en ella…y sobre ella, por lo que lo que pensamos del dinero constituye la base para que esté sea nuestro instrumento de realización personal y no nuestro instrumento de deterioro personal.  Se trata de que logremos que, lo más pronto posible, el dinero que hemos adquirido con nuestro trabajo comience a trabajar por nosotros para que podamos adquirir lo que queremos y no nos limitemos sólo a poder pagar lo que necesitamos.

 

Trabajar porque queremos, no porque tengamos que hacerlo constituye la esencia de la libertad financiera, aunque la mayoría “piensa” que lograrla está fuera de su alcance, lo que termina por convertirse en una profecía de autocumplimiento pues creamos con lo que creemos.  Ciertamente, el entorno de crisis en el que vivimos pareciera reforzar esta idea. Por ejemplo, tan sólo una de tres personas que rondan sus 60 años – ¡y esto en la Unión Americana! – tienen ahorrados un promedio de $1,000.00 dólares, lo que describe el tremendo grado de vulnerabilidad financiera en la que se encuentran la mayoría de las personas que seguramente siguen pensando que “no pueden hacer nada para mejorar su situación”.

 

Todo progreso exige un cambio, y un cambio de mentalidad en primer término; comenzar a pensar más como un inversionista y menos como un consumidor, aunque, ciertamente, a casi nadie se le ha formado para procesar y proceder como inversionista y sí que nos hemos vueltos expertos en consumir, lo cual representa una será desventaja. Es real que nos puede paralizar el simple hecho de que, para invertir de manera rentable, tenemos que escoger entre miles de acciones de empresas, miles de fondos de inversión y un amplio abanico de índices, bolsas, mercados, bienes, opciones, divisas, futuros… ¡Uf! Ni tiempo ni cabeza para pensar en aprender a invertir y mucho menos en hacerlo ¿no es así?

 

Y si recurrimos a los “expertos” para que ellos manejen nuestro dinero pronto caemos en la cuenta de que no lo hacen tan bien como suponíamos y nos hicieron creer. Millones de personas están perdiendo su dinero - ¡y sin saberlo! – por la negligente administración de los fondos de inversión y pensiones y sus elevadas comisiones por “manejar” nuestro dinero. Entonces es fundamental hacernos cargo de nuestro dinero – y aprender a manejarlo – para que otros no se encarguen de frustrar nuestras aspiraciones de un retiro pronto y una vejez tranquila.

 

Ahora bien, siempre que queramos hacernos cargo de algo en nuestras vidas hemos de estar dispuestos a hacer más de lo que actualmente hacemos a pesar del cansancio y la falta de tiempo. Se trata de disponernos a sacrificar bienestar presente para lograr bienestar futuro y dejar de hacerlo a la inversa. Lo que tiene sentido es que nos exijamos más cuando contamos con fuerzas y energía para ello y no pretender hacerlo cuando la vejez simplemente no nos lo va a permitir. Y, en el tema financiero, este sacrificio tiene que ver con el compromiso de ahorrar, aprender a invertir y ¡hacerlo! con disciplina – sobreponiéndonos a nuestras emociones y estados de ánimo – y constancia. 

 

En esencia, la inversión a la que nos estamos refiriendo tiene que ver con comprar activos financieros baratos y venderlos caro, como sucede con el comercio en general. La cosa es saber cuáles activos comprar – y cuándo – y cuáles vender – y cuándo – para poder obtener rendimientos constantes y crecientes a lo largo del tiempo. Y para ello, una de dos: o aprenderlo por nuestra propia cuenta o pagar a quienes saben hacerlo. Cualquiera es viable siempre y cuando estemos dispuestos a dedicarle tiempo, para aprender o para buscar a quien tiene la competencia para poner a trabajar nuestro dinero. Como sea se trata de “hacerse cargo” de una vez por todas de la propia situación financiera y dejar de lamentarse “pensando” que “así es la vida” y hay que conformarse.

 

Hacerte cargo de tu situación financiera te empodera con el tiempo, aunque al principio pueda parecer intimidante. Recuerda que en realidad se trata de percepciones y no de situaciones las que te presentan la tarea como titánica. Ciertamente requiere de orden y constancia más no se requiere de talento especial para poder hacer que tu dinero trabaje para ti. Hoy en día existen los recursos y herramientas tecnológicas que lo hacen accesible siempre y cuando te dispongas a sacrificar tiempo que sueles emplear en cosas que te agradan más. Es más cómodo utilizar tu dispositivo electrónico para ver una serie que para aprender a invertir, sin embargo, nada te preparará mejor contra las inclemencias de los ciclos económicos que la formación destinada a incrementar y desarrollar tu inteligencia financiera.

 

Así que, ¿a qué esperas para formarte financieramente? ¿A qué esperas para comenzar a ahorrar y aprender a invertir para lograr hacer que tu dinero trabaje para ti? Todo comienza con una idea, y está es: la de hacer realidad tu  “libertad Financiera” ¡Qué así sea!

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